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miércoles, 4 de julio de 2012

Metafisica: Ley del Silencio


Ley del silencio

La preservación del hermetismo es uno de los requisitos para aproximarse al mundo espiritual.

Según esta ley, al aprender a respetar el silencio se aprende a amar.

En el silencio se encuentra la magnanimidad de la comprensión interior y, con ella, la diligencia para el servicio. En el silencio se reconoce la fuente del conocimiento y se adquiere la fortaleza para emprender nuevos caminos. En el silencio se encuentra la paz que da el hombre frecuentes oportunidades de transformarse y de rechazar lo obsoleto.

Esta ley concede las fuerzas necesarias para que él realice el cambio anhelado y descubra el perfil de su nueva expresión. Revela el silencio como fuente de sabiduría y de renuncia a ley humana. Su aplicación incluye la ausencia de crítica, de comentarios inarmónicos y de carácter mental condición que se refleja en la acción extrema del ser y que lo lleva a hablar lo necesario o lo que es de ayuda real para los demás.

Mientras no se sabe callar no se puede tener la oportunidad de contacto con realidades más profundas, pues cualquier indiscreción en un nivel de existencia puede producir desarmonía en otros.

Según la ley del silencio, una información solamente es transmitida si colabora con la construcción de la armonía y la paz.

La ley del silencio es fundamental para el trabajo de los espejos. El auto control en el plano de la mente forma parte de ese trabajo. Con el planeta asediado por fuerzas disuasivas, realidades como las custodiadas por los espejos no pueden ser develadas, ni siquiera por el pensamiento de quien la conozca. La emisión de formas-pensamiento respecto de estas realidades serían perjudiciales para el desarrollo del plan evolutivo, pues tales formas podrían ser manipuladas por fuerzas oscuras.

Cuando el ser humano madura por medio del silencio, la sabiduría brota en sus actos y palabras; la vida divina le habla a su interior mostrándole su infinitud, su misericordia y omnipotencia. En la medida en que puedan ser recibidas, la sabiduría le transmite las cualidades ilimitadas que le son propias.