El clericó es una bebida refrescante, protagonista del festejo al aire libre. Se prepara en jarras y tiene una mezcla de frutas maceradas como protagonistas.
¿Cómo se hace el clericó?
Lo tradicional es utilizar frutas naturales, pero si no dispones de mucho tiempo puedes abrir algunas latas de durazno o ananá en almíbar, para incorporar estas frutas al ponche.
El vino más común para hacer clericó es el blanco dulce, aunque también el rosado, tinto, cava, sidra o champaña son opciones que pueden aplicarse; todo dependerá del gusto y del poder adquisitivo de los bebedores.
Cuando la fruta ya está cortada, la colocamos en una jarra grande, un bol o cualquier recipiente apropiado para tal fin. Luego, le incorporamos azúcar a gusto (lo ideal es no sumarle azúcar, ya que la fruta aporta la cuota suficiente), y presionamos un poco con la cuchara de madera mientras revolvemos, para permitir que la fruta desprenda un poco de su jugo.
Posteriormente, añadimos el vino o champagne elegido, y removemos despacio.
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