La sociedad moderna no habla: parlotea.
Se habla cada vez más y se dice cada vez menos.
Una charla fructífera se nutre, como la escritura, de silencios y voces.
Una persona no deja de comunicar por el hecho de callar. Al contrario: su silencio actúa como respiración o signo abstracto de puntuación, un repliegue momentáneo que habilita el fluir de los sentidos.
Tenemos que considerar la palabra antes de que sea pronunciada -advierte Merleau Ponty-. Tener en cuenta ese fondo de silencio que siempre la rodea y sin la cual no diría nada.
Aún en el parloteo descansa el subtexto de una vibración secreta.
El sonido más fuerte no es el más intenso.
El silencio es subversivo. No adhiere al orden impuesto y deja espacio a lo que pueda suceder.
El silencio (sentencia René Char) es el estuche de la verdad.
Extractado del libro de Luis Gruss,
El silencio
Lo invisible en la vida y el arte